Mensaje de la Jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum Pardo, durante la ceremonia del 204 aniversario luctuoso de Pedro Moreno
JEFA DE GOBIERNO, CLAUDIA SHEINBAUM PARDO (CSP): Muy buenos días a todas y a todos los integrantes del presídium; al Comandante de la Primera Zona Militar, a los integrantes de la Secretaría de la Defensa Nacional, a quienes nos visitan del estado de Jalisco; y, por supuesto, al Presidente Municipal.
La Ciudad de México reconoce en este acto cívico, el celo y entrega de los miembros del Ejército de México que, a lo largo de este año, han dado especial relevancia a los eventos cívicos, en el marco de las conmemoraciones que el Gobierno de México y la Ciudad de México hemos organizado a lo largo de este año, 2021; en particular, a la Consumación o 200 años de la Consumación de la Independencia de nuestro México.
Con este evento, en la Columna de la Independencia, dentro de cuyos muros descansan los restos de algunos de los héroes que nos dieron Patria, vuelve a ocupar el lugar que corresponde a su importancia, tras los intensos trabajos de restauración y fortalecimiento estructural que nuestro gobierno, junto con el Instituto Nacional de Antropología e Historia, aplicó a favor de este referente citadino, orgullo de las y los capitalinos.
Y, dentro de esos héroes se ubica don Pedro Moreno, quien tras caer en una emboscada al salir del sitio en el Rancho “El Venadito”, es asesinado este héroe insurgente, hombre digno y congruente, que no dudó en entregar su vida a la causa de la Independencia de México.
Pedro Moreno nació enero de 1775 en la “Hacienda de Dagas”, en Lagos Jalisco, dentro de una familia acomodada, situación que le permitió estudiar en el Seminario de Guadalajara, mismo que abandonará poco tiempo después, al comprender que su vocación liberal le llamaba a buscar nuevos horizontes para la humanidad.
A fines del siglo XVIII, regresó a su tierra natal y se dedicó al comercio y a la administración de las fincas familiares; muy joven se casó con Rita Pérez Jiménez, mujer valiente y profundamente comprometida con la causa de Independencia, que nunca dudó en acompañar a su marido al campo de batalla y enfrentar todos los riesgos, peligros y dolores que las guerras provocan.
Sospechoso a los ojos de las autoridades españolas, vigilado y amenazado de prisión por los apoyos brindados a la insurgencia, la familia Moreno Pérez marchó a su Hacienda “La Sauceda”, en donde organizó a una partida de campesinos, con los que se dedicó a combatir las fuerzas Realistas.
Formó grupos guerrilleros junto con su familia, trabajadores de sus tierras y otros cientos de familias, quienes lucharon a favor de la emancipación mexicana, uniéndose a los combatientes de la Sierra Guanajuatense.
En 1812, ese dispar grupo de valientes guerrilleros puso en jaque varias zonas del Bajío y de Los Altos, de los actuales estados de Guanajuato y de Jalisco.
En su persecución, el Virrey dispuso el envío del general Pedro Celeste Negrete con la orden de buscarlo, encontrarlo, arrestarlo y aniquilarlo.
El 10 de enero de 1815, tuvo un desafortunado encuentro con el capitán Realista José Brillanti y Álvarez, hombre cruel que gozaba de quemar a los rebeldes capturados, quien intentó derrotarlo a toda costa, teniendo oportunidad en una escaramuza en marzo de ese mismo año, fecha en la que secuestró a Guadalupe, la hija más pequeña de los Moreno Pérez; eso dice la historia.
Atribulada familia a la que el cruel emisario colonial propuso devolver a la menor, si se daban por derrotados, situación que no se dio; por tanto, Pedro como Rita prefirieron, incluso, perder a su hija que rendirse ante el enemigo.
En 1816, la Guerrilla de Moreno se fortaleció en el Fuerte del Sombrero, lugar donde el insurgente recibió al vasco Francisco Javier Mina y a Fray Servando Teresa de Mier para, juntos, continuar la lucha contra la Corona española.
De esta instalación militar se vieron obligados a huir ante el ataque de las tropas Realistas, refugiándose en el Rancho “El Venadito”, el cual fue sitiado por las fuerzas comandadas por el general Pascual Liñán, cuya saña se cebó durante dos meses en contra del mermado Ejército Insurgente, quienes animados por el ejemplo de los valientes del Ejército del Sur, comandados por Morelos, en Cuautla, mantenía la fe en una estrategia similar.
Acordando romper el cerco el 27 de octubre de 1817, lamentablemente fueron descubiertos por los Realistas, comandados por el general Pascual Liñán. Mina fue hecho prisionero, dejado y condenado a fusilamiento; Pedro Moreno decidió abatirse hasta el último aliento, los Realistas se ensañaron con su cuerpo y, conforme a la cruel costumbre de entonces, fue decapitado y su cabeza mostrada como lección para quien quisiera seguir en la lucha.
En 1829, el Congreso Jalisciense de la Nueva República Mexicana cambió el nombre de la región de Santa María de los Lagos a Lagos de Moreno, que hoy tenemos aquí a su Presidente municipal, honrando al hombre que supo poner la lucha soberana por encima de cualquier otra cosa.
Por iniciativa de ilustres vecinos de Lagos de Moreno y los familiares de don Pedro, sus restos reposan en esta Columna de la Independencia, lugar desde el cual hacemos este reconocimiento a su entrega, su fervor y patriotismo; y, a través de este homenaje, recordamos con profundo respeto a su compañera de vida y de armas, Rita Pérez Jiménez, cuyo ejemplo trasciende junto con el de don Pedro Moreno.
Junto con los héroes y heroínas de Independencia, se fortalece y solidifica la frase de Vicente Guerrero “La Patria es primero”, y nuestra convicción de amar a la tierra donde nacimos, reconocer la Memoria Histórica y reconocer la grandeza de nuestra ciudad, capital de la República y encuentro de nuestra Patria.
A nuestra historia, ¡que viva don Pedro Moreno!, y ¡que vivan los héroes y heroínas que nos dieron Patria!
Muchas gracias.