Mensaje del Jefe de Gobierno, Martí Batres Guadarrama, durante la conmemoración del 2 de octubre en la Plaza de las Tres Culturas

Publicado el 02 Octubre 2024

JEFE DE GOBIERNO, MARTÍ BATRES GUADARRAMA (MBG): Buenos días a todas, a todos. Saludo a las autoridades presentes y a los integrantes del Comité del 68, que año con año mantienen viva la memoria de ese gran movimiento estudiantil.

El 68 nos mueve tanto porque marca trágicamente el fin de lo que hemos llamado ahora “La Tercera Transformación”, es decir, la Revolución Mexicana. El gobierno de 1968, surgido de esa Revolución, masacró a sus hijos, a la juventud forjada en la educación pública superior que se desarrolló precisamente como parte de los frutos más sensibles de la Revolución de 1910-1917.

El gobierno de Gustavo Díaz Ordaz no solo incurrió en un crimen de lesa humanidad, sino que destruyó la alianza social que sostenía a ese régimen nacido de la Revolución Mexicana. Es el Presidente Gustavo Díaz Ordaz, con la operación de su secretario de Gobernación, Luis Echeverría, el que ordena la represión de 1968, es el poder civil de aquel entonces el que ordena la represión.

En 1968 plantea entonces un tema central: el tema de la democracia y de las libertades en todos los planos, ciertamente en la política, pero también en las organizaciones sindicales, en las organizaciones sociales, en las instituciones educativas, en la familia y en todas las esferas de la sociedad.

El 68 es tan fuerte porque transforma la cultura política abajo y desde abajo. El 68 transforma las universidades, logra la masificación de la educación superior, incorpora el nuevo pensamiento crítico a las ciencias sociales, genera activistas que se incorporan a movimientos urbanos en la periferia de la ciudad, abre las puertas a nuevas ideas como el feminismo o la diversidad sexual, y abre la puerta también a la emergencia de nuevos partidos políticos de izquierda. El 68 da lugar, incluso, a la inconformidad por otras vías y, sin embargo, también es el que da lugar a la reforma política de 1977.

Después del 68 surge la insurgencia sindical, el sindicalismo universitario y nuevos movimientos estudiantiles que se organizan con las enseñanzas del Consejo Nacional de Huelga del 68. Ese es el caso del Consejo Estudiantil Universitario, al que pertenecimos algunos de los aquí presentes y al que perteneció la hoy Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, que se organiza con tres representantes por escuela, igual que el Consejo Nacional de Huelga, en el año de 1986.

El Movimiento del 68 hace surgir nuevas editoriales, nuevas líneas literarias, nuevos géneros musicales, nuevas pautas de conducta y expresiones de contracultura, la sociedad cambió y cambió mucho más rápido que el poder. Treinta años después, apenas 30 años después de 1968, los medios masivos de comunicación comenzaron a reconocer que el 2 de octubre no había sido “una tarde soleada”, sino que había ocurrido un hecho terrible, una represión sangrienta.

En medio de una gran resistencia de las fuerzas políticas conservadoras, la primera mayoría de izquierda en la Ciudad de México plasmó, en el año de 1998, en uno de los muros de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, hoy Congreso de la Ciudad de México, una leyenda que dice: “A los mártires del Movimiento Estudiantil de 1968”.

Cincuenta años después de 1968, en el 2018, el voto libre de la ciudadanía dio lugar a un gobierno que se identificaba con las ideas de la democracia y las libertades que los estudiantes del 68 postularon; primera vez que, desde abajo, se generaba una mayoría social que se expresaba en los órganos del gobierno y del parlamento de manera libre.

Cincuenta años después de 1968, en los muros del Senado de la República, órgano que alguna vez se puso de pie para aplaudir a Gustavo Díaz Ordaz, se colocó una leyenda en honor al Movimiento Estudiantil del 68. Podemos decir que el Movimiento de 1968, encontró en el 2018, por primera vez, un reconocimiento de las instituciones del Estado.

Este Movimiento del 68 concatena a diversos movimientos sociales: los estudiantes del 68 fueron los alumnos de los maestros de 1958 y fueron a su vez, esos estudiantes, los maestros de los estudiantes de 1986-87, la generación, como he dicho, del Consejo Estudiantil Universitario.

Pero acaso, lo más importante de todo, es que hoy tenemos un gobierno que no masacra a su pueblo. A partir del 2018 se terminó con la era de los gobiernos represores, ese es el mejor homenaje que se puede hacer a los estudiantes del 68.

Cierto es que la memoria del 68 perdurará y la lucha de quienes participaron en ese movimiento seguirá, y también es cierto que en el camino han ocurrido muchas conquistas y se han dado muchas transformaciones: hoy gozamos de gobiernos surgidos del voto libre, como el del 2018 y el del 2024.

Pero seguimos viviendo tiempos de transformación y de profundización de la democracia, consultar al pueblo es profundización de la democracia, elegir a los jueces, magistrados y ministros del Poder Judicial es profundización de la democracia y de las libertades por las que lucharon los estudiantes de 1968, porque finalmente lucharon por libertades, por democracia.

Quienes estamos hoy en día al frente del Gobierno de la Ciudad de México no olvidamos nunca esta fecha y no olvidamos nunca el Movimiento del 68. Tal vez, como lo decía alguno de los compañeros, porque muchos somos hijos de los activistas de 1968, de los estudiantes universitarios, politécnicos, normalistas, pero también porque nos identificamos profundamente con esa gesta libertaria de aquellos jóvenes.

Por eso, como no olvidamos, como nunca olvidaremos y porque siempre rendiremos homenaje a la lucha de esos jóvenes de 1968, es que el Gobierno de la Ciudad de México decidió restaurar la Estela de Tlatelolco, tal como se ha comentado aquí.

Pero también este gobierno, que me toca encabezar ahora, decidió quitar el nombre de Gustavo Díaz Ordaz de todas las calles de la Ciudad de México que lo llevan aún, 27 calles llevaban el nombre de Gustavo Díaz Ordaz y nuestro gobierno decidió sustituir esos nombres por el nombre de mujeres mexicanas y del mundo, luchadoras por los ideales de la libertad.

En días pasados pudimos culminar, pudimos culminar un proceso que nos interesaba mucho, quitarle el nombre a la colonia Nueva Díaz Ordaz y sustituirlo por el nombre de “Estudiantes del 1968”, era inadmisible que una colonia popular, construida por la propia gente, que se encuentra a un costado de Ciudad Universitaria llevara ese nombre, hoy esa colonia se llama Estudiantes de 1968.

Con la Cuarta Transformación los cambios continúan y se profundizan las libertades, pero también los derechos a la educación, a la cultura y las transformaciones simbólicas. Por eso, es importante subrayar que hoy tenemos una presidenta, Claudia Sheinbaum, que es hija de activistas del Movimiento Estudiantil de 1968, y que se formó en la izquierda que surgió después de 1968, y participó en un movimiento estudiantil que se educó con la cultura política, democrática, libertaria de los estudiantes de 1968.

Hoy rendimos homenaje a esos jóvenes, rendimos homenaje a ese movimiento, rendimos homenaje a aquella lucha, y rendimos homenaje luchando siempre por nuevas transformaciones.

Muchas gracias por su atención.

EX LÍDER DEL MOVIMIENTO DEL 68 Y COORDINADOR DEL COMITÉ PRO LIBERTADES DEMOCRÁTICAS, FÉLIX HERNÁNDEZ GAMUNDI (FHG): Muchas gracias. Muy buenos días. Saludo con mucho gusto a mis compañeros del Comité 68; saludo al Jefe de Gobierno, nuestro amigo Martí Batres y a todo el presídium.

Y comienzo haciendo un reconocimiento a Inti Muñoz y Argel Gómez que tuvieron la iniciativa y siguieron la la iniciativa que tuvimos también en el Comité de 68 para rehabilitar la estela. Muchas gracias, Martí, es un gran apoyo de parte del Gobierno de la Ciudad de México, que ha contado con el entusiasmo de mucha gente, Leila, que está por aquí, muchas gracias, Leila, porque fue mucho el entusiasmo.

Aquí hubo muchos compañeros nuestros trabajando en esto de distintas maneras: Romeo Cartagena que está acá, Marisol, Dulce, Ernesto Araiza, Manuela, que desde arriba le echaba un vistazo todos los días aquí a los trabajos. Muchas gracias a todos.

Este evento del día de hoy se da en condiciones especiales con relación a los que han ocurrido anteriormente.

Mantener la memoria es siempre muy importante porque es una garantía de que no olvidaremos la demanda principal que es la justicia, que es buscar garantía de que la impunidad no sea lo que perviva, sino que sea la memoria y la justicia lo que nos llevará realmente a lograr la construcción de un país verdaderamente democrático, verdaderamente nuevo, verdaderamente un país como el que soñamos mientras caminábamos por las calles de esta ciudad y mientras cientos de miles de otros jóvenes y ciudadanos marchaban por todas las plazas y las avenidas de las grandes ciudades de nuestro país en toda la República Mexicana.

Esta mañana, la Presidenta de la República, Claudia Sheinbaum, ha emitido un decreto mediante el cual pide disculpas al pueblo mexicano, en nombre del Estado, por las agresiones de 1968. Este es un acto de la mayor importancia porque el día de ayer, en la Ceremonia de Toma de Posesión, Claudia se pronunció, tras de reconocer su origen en la historia vinculada con 1968, ella se pronunció en contra de la impunidad y dijo: “No va a haber impunidad en México”.

El día de hoy cuando se emite este decreto, yo creo que debemos considerarlo como un punto de partida para que, efectivamente, en México por fin haya la voluntad para romper este estado de impunidad que ha envuelto a la historia y a los crímenes ocurridos aquí en 1968, en la masacre de Tlatelolco hace 56 años.

Nosotros tenemos claro cómo se gestaron las decisiones para la represión de aquel día, tenemos claro que hubo autores intelectuales y autores materiales. Reconocer a los autores intelectuales es importante porque estaban en los puestos de máxima responsabilidad en el Gobierno de la República, desde el presidente, el secretario de Gobernación y todos los demás miembros del Gabinete.

Díaz Ordaz, en un acto demagógico el 1 de septiembre de 1969, asumió toda la responsabilidad. Era un acto demagógico porque se sabía poderoso y se sabía impune, sabía que no iba a ocurrir nada con él aun con ese reconocimiento; su propósito era más bien electoral, lo que quería era liberar, garantizar que su partido, el PRI, tuviera condiciones para seguir adelante en la campaña electoral y ganar la Presidencia de la República nuevamente, y lo hizo con Luis Echeverría.

Casi todos ellos ya murieron, Díaz Ordaz, Echeverría, el secretario de la Defensa Nacional de aquel momento, los procuradores, prácticamente todos ya no están, pero todavía sobreviven muchos autores materiales, muchos que intervinieron aquí.

El Batallón Olimpia que actuó desde allá, desde el tercer piso, bajando de la azotea del edificio Chihuahua, eran gente, cuando mucho, uno o dos años mayores que el promedio de nosotros, de suerte que muchos de ellos sobreviven. Raúl Álvarez, siendo diputado federal, hizo una investigación formidable donde detalló quiénes eran, dónde están y qué hacen los miembros del Batallón Olimpia.

Y el tema no es un asunto de venganza, el tema es que la justicia tiene que actuar. Y yo leo en el decreto de esta mañana ese compromiso de abrir el camino para que finalmente actúe la justicia; yo lo escucho como una señal verdaderamente esperanzadora en labios de la Presidenta Claudia Sheinbaum y se lo reconozco ampliamente, y nos da a nosotros el pie para continuar.

Quiero decirles, para terminar. Hace algunas semanas comenzamos a tener una serie de reuniones en la Fiscalía General de la República, Martí, con la Fiscalía Especializada de Derechos Humanos, donde se nos ha informado que finalmente, después de muchos años, se han rescatado los expedientes que aparentemente estuvieron perdidos por mucho tiempo, referidos a todas las investigaciones que se avanzaron mucho en relación al caso del 68, a la Guerra Sucia y al 10 de junio.

Ahí está el material y nuestro planteamiento es muy simple: adelante, se trata de crímenes de Estado, la historia, el pueblo ya juzgó, el pueblo tiene claro quiénes fueron los responsables, el pueblo tiene claro de dónde vino la agresión, ahí hay –y perdón por la expresión porque está muy desprestigiada– una verdad histórica: la responsabilidad es del Estado.

Lo que falta es empatar esa verdad histórica con la verdad jurídica, porque al día de hoy la verdad jurídica dice que los responsables de la violencia en Tlatelolco fuimos nosotros, los miembros del Movimiento Estudiantil que fuimos reprimidos, encarcelados por casi tres años, y por las decenas y centenas de compañeros que sabemos que murieron en esta plaza, eso tiene que cambiar, por eso decimos, fin de la impunidad y estamos seguros de que el inicio de este nuevo gobierno será el inicio de un nuevo amanecer.

¡El 2 de octubre no se olvida! Y vamos adelante en nuestra lucha por la justicia hasta vencer para siempre la impunidad, si no logramos resolver este problema de impunidad alrededor de 68 y el caso de Ayotzinapa son temas que seguirán repitiendo en la historia, por lo menos estamos ante este riesgo.

Muchas gracias a todos. Y, ¡2 de octubre no se olvida!

ACTIVISTA Y DIRIGENTE DE MOVIMIENTOS SOCIALES, JOSÉ DE JESÚS MARTÍN DEL CAMPO CASTAÑEDA (JJMCC): Buenos días a todos en esta fría mañana, pero de recuerdos muy importantes que nos hacen cimbrar nuestra cabeza.

“2 de octubre no se olvida construyendo el cambio democrático”, así podemos llamar a nuestras actividades. El 2 de octubre de 1968 nos reprimieron, pero no nos derrotaron, eso que quede siempre muy claro.

Quienes estuvimos en esta Plaza de las Tres Culturas no pudimos salir de ella cuando los tanques del Ejército nos cercaron sin posibilidades de romper el cerco. Nunca he olvidado los gemidos de quienes cayeron en varios puntos de esta plaza, hubo gritos de angustia de algunos que intentaban levantarse, nos cubríamos unos con otros y los soldados de ese momento gritaban: “Tírense, agáchense!”, y así durante más de una hora.

Fue una tarde de terror, así recordamos muchos, así lo recuerdo yo, y ese testimonio, esos testimonios siguen estando vivos.

Fuimos colocados frente a la pared de la iglesia y nos quitaron los zapatos y una parte de la ropa, y así fuimos a dar a Lecumberri. Yo no tenía la mayoría de edad y me llevaron a la crujía C, esto fue en octubre y yo cumpliría 21 años, que era la mayoría de edad, hasta diciembre.

Estar en esta plaza me sigue trayendo todos los recuerdos juntos. Ahora tengo más edad y no olvido el 68 y los eventos que vivimos muchos jóvenes ese 2 de octubre. En el tercer piso del edificio Chihuahua hablarían los representantes del movimiento, pero no pudieron terminar; la Plaza de las Tres Culturas se volvió la plaza de la confusión y la represión.

Siempre venir a esta plaza me remite al hecho de que las transformaciones actuales están cimentadas en el impulso que teníamos muchos jóvenes que nos impulsaba a buscar el cambio político y social profundo.

Claro que pensábamos que no debería y no debe subsistir la represión al pensamiento y la libre expresión, nunca nos propusimos ser víctimas, ni ser heroicos por ello, muchos no nos conocíamos y aquí estuvimos sin saber lo que nos esperaba.

Nuestra conciencia cambió y ahí siguió cambiando a lo largo de nuestra vida, cimentando una idea de transformación que nos ha acompañado desde entonces para profundizar en ella. Lo aprendido aquella tarde del 68 nos dejó, pese a todo, una idea de la necesidad de la transformación democrática de la sociedad mexicana, transformación a fondo.

De los participantes en aquel momento de la historia, muchos seguimos impulsando en nuestra conciencia y en nuestra actividad cotidiana la idea de que la acción por el cambio democrático se mantiene vigente y hay que seguir adelante con esta idea.

Las inquietudes políticas surgidas en el 68 se han transformado siempre positivamente y han permitido que las generaciones posteriores hayan venido construyendo una idea de un país más justo y democrático que ha avanzado hasta nuestros días.

Somos una generación que cimentó el cambio en la sociedad y podemos verlo claramente con la expresión de nuestra Presidenta Claudia Sheinbaum cuando señala en estos días: “Soy hija del 68”.

Seguiremos avanzando por la senda de la transformación democrática de la sociedad, uniendo las vivencias, enseñanzas e historias de distintas generaciones. Por eso los invito a decir conmigo: ¡2 de octubre no se olvida! ¡2 de octubre no se olvida!

Gracias.